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Llegada a Hogwarts 🚂🏰✨ Parte 1

Después de un largo viaje desde Ciudad de México hasta Londres, una persona me acompañó a la estación de tren. El trayecto en el Expreso de Hogwarts fue mágico: el paisaje urbano se transformó poco a poco en bosques cubiertos de neblina. Desde mi ventana podía ver un río y, al fondo, un castillo inmenso. Mi corazón latía con fuerza mientras nos acercábamos; no podía creer que ese fuera mi destino.

El tren se detuvo junto a un lago brillante, que reflejaba el cielo estrellado. Sentía una mezcla de nerviosismo, felicidad e intriga. Al caminar hacia el castillo, las puertas gigantes de madera se abrieron ante mí. El aire olía a piedra húmeda y el eco de voces llenaba el lugar; no sabía si provenía de los alumnos o de los cuadros que parecían estar vivos.

El interior del castillo era deslumbrante: muros altísimos, antorchas encendidas, relojes antiguos y escaleras que se movían solas. Un profesor me recibió con amabilidad y me pidió seguirlo. Caminamos hasta una gran sala con mesas largas y velas flotantes que iluminaban el ambiente con luz dorada. Allí me esperaban estudiantes de todas las edades, cada uno con túnicas de distintos colores.

La directora me dio la bienvenida y llamó mi nombre. Avancé con el corazón acelerado mientras los ojos de todos me seguían. Ella colocó sobre mi cabeza un sombrero viejo y parlante. Por un momento todo se detuvo, hasta que una voz dentro de mi mente dijo:

“Ummm… un corazón curioso, deseo de aprender… una mente brillante… ya sé dónde te colocaré… ¡RAVENCLAW!”

La mesa azul y plata aplaudió con entusiasmo. Sonreí, sintiendo que algo dentro de mí despertaba. Por fin pertenecía a un lugar donde la magia y el conocimientose encontraban.
Mientras las velas flotaban sobre mi cabeza y el techo mostraba un cielo lleno de estrellas, supe que este era solo el comienzo de una nueva vida en Hogwarts.